En el lugar más profundo del alma
no encuentro ningún dios soberano.
No encuentro su magnífica creación,
ni el cielo, ni el infierno,
ni al espíritu santo.
En el rincón más profundo del alma
habita mí esencia más íntima,
algunos anelos secretos,
un rayo de sol,
un ruido de risas,
el olor de tantos amaneceres,
el roce de algunas miradas
y la huella de unos pocos.
Un horizonte inalcanzable,
Y una pincelada de nostalgia
de tanto que nunca ocurrirá.
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