El corazón;
chiquillo inquieto,
insolente alocado,
impetuoso;
grita tu nombre
incesantemente.
Te busca en cada rostro,
en cada caminar.....
pero nadie se parece a ti
y tú no apareces.
La razón;
pobre loca juiciosa,
ordenada en la norma social,
sensata enemiga lúcida;
grita que solo existes en mí fantasía,
que no es posible,
que te invento para mitigar soledades,
que debo olvidar tu voz y tus silencios
que debo olvidar...
Olvidarme de ti.
El corazón;
desbocado
como un potro asustado,
se traga corriendo tu nombre
que queda atrapado en la garganta.
Qué dolor!!!!!
La razón ha ganado hoy la batalla.
Y el corazón sombrío,
avergonzado,
susurra tu nombre bajito,
a escondidas.
Vaguea, ¡pobre loco!,
sin rumbo
como los borrachos
cuando vuelven a casa
bien entrada la noche.
Y mientras,
se repite a sí mismo,
lastimado
por la derrota
que tal vez no existas...
Y que no te puede olvidar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario